Habitar lo indefinido
Vale la pena habitar el vacío, el silencio y lo indefinido.
Regalarnos baños de pausa y presencia, para al fin dedicarnos a contemplar 🌿
Sabiendo que esa pausa tampoco será un botón automático de comodidad.
Sabiendo que muy posiblemente al hacer espacio, emociones y resistencias nos vendrán a visitar como olas. Que la comodidad de la pausa danzará con la incomodidad.
Pero en lugar de ser sus víctimas, podemos recordar que la pelota siempre está en nuestra cancha. Que agudizando nuestros sentidos, detectamos cuando se activa la ansiedad por “hacer”, “alcanzar” o “completar”. Al verla llegar, podremos darle un abrazo de Calma.
Un bálsamo que nos recuerde que no hay tal apuro o urgencia.
Podemos ponerle Amor a lo que estamos siendo y sintiendo ahora. Así tal cual como esté la marea, sin necesidad de definirla, analizarla o incluso comprenderla racionalmente.
Ejercitar una mirada que nos abraza como proceso 🤍
Gracias a estos simples y grandiosos momentos, damos lugar a que las revoluciones internas sucedan.
Una revolución hacia adentro, profunda, silenciosa y poderosa. Un cambio de paradigma interno, un cambio de guía en la que los “resultados” y decisiones se dan sin esfuerzo, se caen de maduras.
Un ajuste que nos permite fluir en mayor sincronía con nuestro ritmo orgánico.
Un espacio para dejar caer los que ya se quebró y dejar aparecer.
Para atestiguar un nuevo nacimiento, propio.